Por Joaquín Rivas Boschma
La digitalización está transformando el entorno empresarial y sus competencias internas, redefiniendo la producción, el consumo y la distribución de productos y servicios; permitiendo amplias oportunidades de creación de nuevos productos y servicios, procesos, técnicas, así como, planteando desafíos ante las nuevas formas de empleo y nuevos retos a los empresarios y a los trabajadores, en cuanto a aprovechar los beneficios de la digitalización. Estamos pasando de un sistema empresarial sustentado en “lo físico”, hacia uno fundamentado en “lo digital”, en el cual la tecnología-científica, incorporada a los procesos, está reduciendo el trabajo físico, y sustituyéndolo por la automatización.
Los productos y servicios están sufriendo un proceso de sustitución por mejores bienes, tal es el caso más común: el smartphone o teléfono inteligente, que de repente sustituyó al teléfono móvil, la radio, el equipo de música, el reloj, el despertador, el mapa de carretera, la cámara fotográfica, la enciclopedia, la agenda de papel, los libros, el consumo de medios, la billetera, y el lugar de compra. La digitalización ha traído la era del conocimiento, la cual se ha integrado en lo que se llama el IoT (Internet de las Cosas), un sistema de dispositivos informáticos interrelacionados, máquinas mecánicas y digitales, objetos, animales o personas que cuentan con identificadores únicos y la capacidad de transferir datos a través de una red sin que sea necesaria la interacción entre humanos o entre humanos y ordenadores. Ahora puede despegar un avión y al llegar a los 3,000 m, el piloto automático se encarga de continuar con el procedimiento de despegue y el vuelo hasta el destino. Así es como llegamos a digitalizar los diferentes ámbitos de la empresa, en donde el mayor impacto es la incorporación de tecnología de Machine Learning (Aprendizaje de las máquinas) y AI (Inteligencia Artificial).
La pandemia ha sido, sin que alguien lo dude, el detonante principal en la aceleración de la digitalización en las empresas, en donde hemos sido testigos que, en unos pocos meses, lo que se proyectaba iba a ocurrir varios años después, se han desarrollado nuevos procesos, formas de trabajo, nuevos productos y servicios, sistemas de distribución, medios de pago, nuevos negocios, y demás. Uno de los impactos a corto plazo que se está gestando en el interior de las empresas es el cuestionamiento hacia el “Modelo de Negocio” y la transformación digital de este, debido a que la digitalización sustituye productos y servicios, y en muchos casos erosiona la participación de mercado de los “productos estrella” de una empresa, al igual que impacta en la dificultad de obtener ingresos por facturación.
El cambio en los hábitos de compra y consumo de la población, ocurrido durante la cuarentena y poscuarentena, es trascendental, para la marcha de los negocios, que a su vez mueven la economía de un país. Las empresas están buscando formas de adaptar y adoptar la tecnología, hacer los cambios en sus modelos de negocio, para poder satisfacer las nuevas necesidades y atender los cambios en los hábitos de los consumidores. Todo esto en medio de llevar a cabo una transformación digital profunda que definirá el escenario próximo de cómo llevar adelante una empresa en una nueva realidad tecnológica-digital.
Es indiscutible que la digitalización está sustituyendo productos reales por productos digitales, trayendo más y mejores servicios, procesos más ágiles, rápidos y más eficientes, mayor acceso a más conocimiento, a menores costos y a pagar menos dinero, a nuevos medios de pago y más tiempo libre y ocio.